viernes, 16 de diciembre de 2011

LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE


   De la higuera, no sé si del tronco o de la tierra, salió una cochina, cerda, gorrina, puerca, marrana, guarra  retinta (color castaño muy oscuro) que empezó a gruñir y  a explorar la zona. El Espejo, que no entendía de cochinas, sí de cochinos, nos comentó a media voz, que no molestáramos a la cochina pues podría atacarnos. La cochina se echó al suelo y dejó de gruñir. Paralizados, estupefactos, anestesiados…nos vino  un leve olor a monte, a huerta, a frutas, a campo…y de repente… LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE SE NOS APARECIÓ. Nos sonrió, se agachó y empezó a rascar a la cochina.  Iton,  iton, decía yo cuando iba con mi padre a ver a los cochinos, iton, iton…La Virgen de la Yerba Perenne no dejaba de rascar a la cochina, nos miraba y se reía, rascaba a la cochina y de nuevo… se reía. La cochina empezó a revolcarse por el suelo…iton, iton… La Virgen de la Yerba Perenne y la cochina empezaron a juguetear, se notaba que no era la primera vez en la que disfrutaban mutuamente.  La escena fue de lo más natural que se puede dar entre una Virgen y una cochina. La Virgen de La Yerba Perenne se partía de risa: nunca en mi vida se me había aparecido una Virgen, y menos una Virgen que se reía a carcajadas.

    Retratar  a la Virgen de la Yerba Perenne, es emocionarme. Su cara blanca, pelo suelto rubio, sus cachetes colorados, sus dientes blanco roto  y perfectos, una sonrisa de oreja a oreja, unos ojos pequeños y pícaros, una belleza de mujer madura… UNA MUJER con letras mayúsculas. Llevaba un vestido blanco, de seda o de lino y unas flores silvestres que adornaban su cabello.  Parecía más una Diosa Romana que una Virgen Cristiana. La Virgen de la Yerba Perenne no  llevaba niño llorando ni durmiendo en sus brazos,  llevaba un manojo de Purple Haze, que agarraba con indiferencia. Con una voz que no sabría cómo definir, si de santa, santísima o de puta, putísima (estas voces se confunden), la Virgen de la Yerba Perenne, sonriéndose, nos dijo las palabras que nos tatuaríamos años más tarde: Os llevaré a Huenca…FLASHHH, desapareció por arte de magia. La cochina también desapareció.

   Describir una aparición, en este momento, en los tiempos que estamos: mucha internet, mucha ciencia, mucho Eduardo Punset…  no creemos en nada, nada nos impresiona. Decir que se te ha aparecido una Virgen, puede resultar de lo más estrambótico y surrealista  que uno puede contar en su vida. Pero hay cosas que uno no puede llegar a  entender, por muchas palabras que uno escriba en un papel y por mucho científico idiota que te explique lo qué ha pasado o ha dejado de pasar: hemos perdido el lado místico de la vida, hemos olvidado el misterio, los secretos…hoy, todos, sabemos...DEMASIADO.

     Al que se le haya aparecido una Virgen, puede dar constancia de ello. Nosotros fuimos unos privilegiados que gracias a esa aparición, nos cambió la vida para siempre: hay momentos cruciales que te cambian del revés. El que lea estas palabras puede pensar que es una alucinación, una locura, un espejismo, una gilipollez de tres tontos que les ha dado por ahí. Sea lo que sea, nosotros vimos a la Virgen de la Yerba Perenne  y nadie nos puede decir que no, además, una aparición siempre deja el alma tocada y una evidencia física, que da constancia de ello: unas lágrimas saliendo de unos ojos de escayola,  unas manos de madera sudando sangre o en nuestro caso, un manojo de Purple Haze y una sonrisa de unos dientes blanco roto, que nunca olvidaré.

    Luz, claridad, divinidad, clarividencia…adjetivos que definirían nuestro estado de ánimo cuando nos dejó la Virgen de la Yerba Perenne. Empezamos a llorar.  Nos abrazamos. El Espejo se sentía menos gay. El Bola  se acercó al punto medio entre su negocio y su ocio. Yo tenía algo más claro qué quería ser de mayor. Nos abrazamos de nuevo y comprendimos que aquello sería un viaje que nos cambiaría para siempre y en el que encontraríamos la felicidad plena. Pero de repente, nos asaltó una pregunta: ¿A Huenca? ¿nosotros vamos a Huenca? ¿Dónde está Huenca? El Bola, que de carreteras sabía mucho, es un profesional del automóvil, empezó a decir que él no conocía ninguna Huenca ni en España ni en el extranjero. Absortos, empequeñecidos, no sabíamos qué  hacer y se me vinieron a la cabeza, los  populares versos de Antonio el de la Petanca y recité: no preguntes por saber, que el tiempo te lo dirá, que no hay cosa más bonita, que el saber sin preguntar. Comprendimos, de momento, que nuestro camino estaba echado. Nos dejaríamos llevar por la vida e iríamos a dónde hubiera que ir. Sabíamos que no íbamos solo: La Virgen de la Yerba Perenne nos amparaba. Sorprendidos, vimos como la Virgen de la Yerba Perenne se había dejado su manojo de Purple Haze debajo de la higuera: el regalo divino, el manjar de los dioses terrenales, el ingrediente que necesita la vida para que sea perfecta.

    Los bosques empezaron a arder por Galicia,  y eso… que era febrero.



miércoles, 7 de diciembre de 2011

UNA PARADA EN EL CAMINO


    El Bola padecía el síndrome del que le gusta cagar en todos lados, menos en su casa. Esto lo aprendió también de la Red Ferroviaria Americana: suelta mierda por todos lados menos en la tuya… Al Bola le encantaba cagar en los sitios más inverosímiles del planeta, lo mismo cagaba en el psicodélico váter del famoso escritor local, Antonio el de la Petanca, como que cagaba en cualquier casa abandonada que se encontrara a su paso.  Fue por este motivo, EL BOLA SE CAGABA, que tuvimos que parar lo más rápidamente posible, porque….se cagaba. El sitio elegido para la gran chapuza  fue una casilla, cortijo, caserío, finca, casa de campo… arrumbiada, arruinada, con sus escombros como murallas, con un pozo y al lado de éste se encontraba una higuera grandiosa, inmensa…la higuera, planta, ser vegetal,  árbol en donde mi padre ahorcaba a los galgos, el lugar soñado para follarte en mi infancia, planta perteneciente a la familia de las lechosas…las higueras siempre me olerán  a perro muerto, a semen podrido, a ruina sin solución…¿y tú qué quieres, que te coma el higo?.

    Mientras El Bola daba de cuerpo  en aquella casilla a punto de  caerse, El Espejo y yo nos sentamos en el brocal del pozo y contemplamos. Contemplábamos como el frío se había apoderado de aquel llano inmenso (llano declarado por la Unesco, como el llano más aburrido y  con más liebres de nariz picúa del planeta), escuchábamos como el silencio era algo tan maravilloso  que no podíamos romper  sin pedir permiso: el Espejo pidió permiso y me confesó que no sabía si era  gay o no. Me dijo que mariposón, mariposón, cien por cien, no era… pero que un poquito… sí.

    El Bola seguía jiñando en una casilla en la que podrían haber vivido miles y miles de familias, cortijo en el que habrían muerto  muchas personas y nacidas otras tantas, en la que se habrían cometido atropellos, injusticias… casilla hecha para vivir, no para pasar veranos, casilla para parir, amar, fornicar, discutir, celebrar bautizos, casilla con olor a carburo y a leña de olivo, casilla en la que muchos días, unos guardias civiles presidieron la mesa…Hoy, escombrera, basurero, váter colectivo, lugar de drogatas con  paredes pintadas al estilo fascista, al estilo comunista, o al estilo romántico .El Bola salió lleno de vidas …y con el culo escocío, pues por lo visto, se tuvo que limpiar con un trozo de loza que tenía los cantos redonditos: a falta de pan… Muy prudentemente, se apoyó en el brocal del pozo y nos dijo que su trasero había sido seriamente afectado. Allí sentados, contemplando el cielo azul, los primeros rayitos de sol….allí,  El Espejo, El Bola y yo, vimos claro nuestro menester. Sabíamos que estábamos llamados para algo. Presentimos que algo nos iba a suceder. PRESENTIR: experimentar por anticipado un sentimiento de alegría o de tristeza correspondiente a un suceso que va a ocurrir y del que no se conoce racionalmente la existencia o la proximidad.

jueves, 1 de diciembre de 2011

DESAYUNAR ES MUY IMPORTANTE

                 
    DESAYUNAMOS. Un café con leche, un zumo de naranja, unas voces marcheneras, un té con limón, unas conversaciones… el día de Andalucía es pasao mañana, y a mí qué me importa, zapatero, ¡será cabrón! Ahora quiere que vayamos a 110,  y a mí  qué me importa,  El Betis juega mañana en Huesca, y a mí qué me importa,  te has enterao lo del Curro, y a mí qué me importa …una botella que se cae, unas risas de la desgracia, un olor a tasca, una cucaracha vieja que nos saluda, una media con mantequilla, una entera con jamón y tomate,  un camarero idiota  que hace  cursos de español para extranjeros, un Antoñito marchenero que nos explica por dónde tenemos que ir para llegar a Binéfar, una morena que no se sabía el carné de identidad, un San José Bendito y su puta madre, una grúa del Bola diseñada por un tal Manué Bohenme, un yo que no sabía si quedarse o seguir, un mariconeo del Espejo cada vez más acentuado, una Libia y su revolución, un chiste mañanero que dice un tonto que está al lado tuya,  una ola de frío polar que nos asola, una crisis que va a durar siglos y siglos, un vamos a tener que volver a comer gardanchos, una copita de anís del mono, un amigo ecologista del Bola que va a una manifestación con su pancarta acuestas,  un pastelero que habían encontrado muerto en lo alto de un barranco y que hacía las mejores milhojas de la ciudad, un pasota, un enterao, un molinillo que chilla como un cochino el día de su muerte,  una golfa que viene a comprar tabaco y que se le cae un euro al suelo, un cazador con su escopeta y su verde pasión,  un perro que se roza por mi pantalón, un ladrido y me cago en tus muertos, uno de la esquina que no habla, una pureta que pide un café templao, uno que llega pegando voces,  una televisión que no calla, el que va a recoger espárragos y pregona sus hazañas, un Gadafi que resiste en Trípoli, una pinza de langosta blanca y sus movimientos afeminados ,  un  vaso de agua fresca, un ponga usted dos más, un hasta luego,  un señores, vayan con Dios…..No solo de pan vive….. y a mí qué me importa. Salimos del bar: AMANECÍA.




domingo, 13 de noviembre de 2011

UN SERVICIO GRÚA: LA MORENA QUE NO SE SABÍA EL CARNÉ DE IDENTIDAD.

  La Virgen de la Yerba Perenne se nos apareció por primera vez en Marchena, pero antes de que se produjera aquel cambio en nuestras vidas, aquel cataclismo en nuestras mentes,  aquel terremoto que no dejó a nadie cagar tranquilo… sonó  el móvil del Bola: UN SERVICIO GRÚA (Llámese a todo servicio humanitario  relacionado con el automóvil, la carretera y sus problemas, las 24 horas del día. También existía el Servicio Taxi, pero ésta era otra diferente tarea humanitaria que no viene al caso explicar).  No pasaba nada, no había alteración ninguna, no había cambios de humor: ÍBAMOS A BINÉFAR A RECOGER LA GRÚA DEL BOLA, pero las paradas en el camino se aceptaban. Los cambios de rumbos eran tomados con serenidad, con estilo, con un simple estar... todo transcurría  por los carriles de la armonía. El servicio grúa era en Marchena, hacía donde nos dirigíamos. Todo era perfecto o ¿nosotros  lo hacíamos perfecto? Casualidades de la vida, que muchas veces ocurren, encuentros, coincidencias, olores que coinciden con otros olores, como cuando pasas por una pescadería, cerrada o abierta y coincide con el olor de aquella que ya te dije… 

  El Bola tenía distribuidas por toda la comarca, en los puntos más estratégicos (Esto lo aprendió de la red ferroviaria  americana ), grúas con las que hacer el bien, con las que ayudar al prójimo, con las que rescatar de la soledad de la carretera a todo aquel que se quedaba tirado en una cuneta. Es una mujer, nos dijo el Bola. Teníamos que recoger a una mujer, a una dama, a una señora, señorita, viuda, soltera, joven, pureta, vieja o quién sabe qué. MUJER. Persona del sexo femenino. Mujer airada, mujer de la calle, mujer de su casa, mujer fatal, mujer pública, mujer de vida alegre, mujer que das vida, mujer, te necesito…MUJER… mujer,  no me digas esas cosas.
 
   Recogimos la grúa de una nave, situada a las afueras de Marchena,  en la que pudimos ver, además de las correspondientes grúas y coches de alquiler,  una gran biblioteca  formada por los mejores escritores de la época victoriana inglesa, varios manuales de gramática  y tres libros del famoso escritor local, Antonio el de la Petanca. El Bola se había empeñado en formar a sus conductores. Éste buscaba trabajadores aplicados y quería que en las horas de espera, en las horas muertas en donde esperaban la llamada de algún necesitado o necesitada o putero camarero ansioso, se formaran hablando la lengua de Clinton,  Fack you, Suck me…Hablar inglés se había convertido en algo tan obligatorio como tener un nombre de pila, un perro, una mascota o un animal de compañía.  Nos montamos en la grúa, que no se parece  en nada,  a la que vamos a recoger en Binéfar,  nos dijo El Bola, y nos dirigimos a recoger a esa mujer que necesitaba de nuestra ayuda.

    Entramos en el centro de Marchena: En Marchena, ni el agua es buena…y los palomos rateros, dice la voz popular. Pisamos sus calles desiertas, escuchamos su silencio, vimos su muralla y su Iglesia, escuchamos los ronquidos de su alcalde…Marcheneamos, ¡tan temprano!, a esas horas en las que se puede dormir, fornicar, beber, comer, mear…pero no trabajar.  Frío, hacía frío a las seis y media de la mañana. Un frío andaluz, con aje, con mucho aje. Un frío que enfriaba las miradas, los silencios, los alientos y su puta madre. Allí, con unas mallas negras, un polito rojo y una bandera de España en sus pechos ( Ella no tenía frío), nos esperaba LA MORENA QUE NO SE SABÍA EL CARNÉ DE IDENTIDAD. Nos contó ( olía a  ponche Caballero y a un poquito de Coca-Cola)  que venía (eran las seis y media de la mañana) de  la esteticién ( Mujer dedicada profesionalmente al cuidado de la belleza del cuerpo, particularmente el rostro), que le gustaban mucho los caballos( y las caballas), que la feria de Morón no le gustaba porque no podían los jinetes lucir sus jamelgos…sí, sí, pensamos en que nos la podíamos follar hasta cansarnos, o pensé, pero por lo visto estaba cansada y casada, según la alianza que llevaba colgada al cuello,( cuando alguien se cuelga la alianza al cuello es que está hasta los mismos cojones de alianza)y por la respuesta que le dio  a la pregunta del Bola: Dónde llevamos el coche? A la carpintería de mi marido, dijo la morena que no se sabía el carné de identidad, DEDUCIMOS QUE también ESTABA CASADA. La morena que no se sabía  el carné de identidad, no es que fuera guapa, elegante, belleza soberbia, mujer descomunal… simplemente llamaba la atención. LA morena que no se sabía el  carné de identidad, tenía cara de caballo viejo y unas cejas morenas que seguramente su esteticién  nocturna pasaba el quinario para hacérselas. La morena que no se sabía el carné de identidad tendría sobre unos 30 años: no pudimos ver su carné de identidad, pero sí  vimos la solera de sus hechuras.  La morena que no se sabía el carné identidad tenía una piel morena y un pelo largo, recogido en cola, negro, negro, negrísimo como los huecos del infierno, y que no quiero imaginar cómo sería su papo.

   El Bola, trabajador penitente, comenzó a trabajar y vaticinando  malos augurios, sentenció :  probablemente sea la correa de distribución . La morena que no se sabía el carné de identidad y media Humanidad, ignoraba lo que era una correa de distribución, pero para eso, estaba allí El Bola que nos resumió, en diecinueve  palabras lo que era UNA CORREA DE DISTRIBUCIÓN: la correa que transmite el movimiento de una rueda o elemento giratorio a otro, en este caso, el motor. La morena que no se sabía el carné de identidad empezó a lamentarse, pero a ese toro colao, apareció El Espejo con su particular consuelo y genuino cariño, y la avería se hizo solución. El Espejo era un gran consolador (con su juego de palabras incluido), un oyente empedernido, que escuchaba al Ser Humano en su lamento y que buscaba  la alegría en cualquier acto trágico. La morena que no se sabía el carné de identidad entendió, de súbito, que el Espejo sería su mayor apoyo en esa escena de su vida tan lamentable: verse tirada por el coche y después verse recogida por los tres futuros  Apóstoles de la Virgen de la Yerba Perenne.

    El verdadero problema surgió cuando nos íbamos a montar en la grúa: las grúas están hechas para tres personas no para cuatro, yo en medio no me monto, dijo la morena que no se sabía el carné de identidad. La morena que no sabía el carné de identidad, era una mujer fiel a su marido, buena esposa y seguramente no vendría de follar con su monitor de equitación, como pensamos, seguramente vendría de hacerse las cejas, las axilas, el bigote y la entrepierna, a horas que sólo se podría venir de follar con tu monitor de equitación. Pero con la amabilidad, cortesía y buen gusto del Espejo, nadie, ni la morena que no se sabía el carné de identidad, podía resistirse: Móntate en mi regazo, yo soy tela de legal, además… soy gay. El Bola y yo nos miramos sin saber si aquello era una afirmación o sólo era una estrategia: DUDAMOS. La morena que no se sabía el carné de identidad se quedó tan perpleja con las palabras del Espejo que no dudó en montarse en su montura. La morena que no se sabía el carné de identidad era la mujer que todo hombre busca para ser su amigo, pero sólo su amigo. La morena que no se sabía el carné de identidad aquella mañana montó en un Espejo en el se le veía el tanga rojo y los pelillos de su pubis que se le habían olvidado a la esteticién. La morena que no se sabía el carné de identidad se encontró feliz y contenta con la pinza de langosta del Espejo sobre sus enaguas. La morena que no se sabía el carné de identidad nos impregnó de mujer: íbamos manchaditos de mujer. La morena que no se sabía el carné de identidad, era una mujer a lo grande, una mujer para amarla a medias y follarla en pleno, una mujer necesaria para el hombre cansado, de ayer y de mañana, una mujer volcán que te atrapa cuando ella quiere, que follas cuando ella quiere, donde quiere y que te saca los polvos que ella codicia. El Espejo seguía inmutable ante tanta excitación: ¿sería verdad que El Espejo era gay?

    Cuando llegamos a la carpintería ,el marido, hombre bueno como todos los carpinteros del Mundo, ya San José era bueno y de eso hace ya 2000 años,  nos recibió riéndonos y diciendo, mujer al volante, gasto constante . El marido de la morena que no se sabía el carné de identidad, entendía y comprendía que su mujer viniera a las seis y media de la mañana de la esteticién, que a lo mejor, la morena que no se sabía el  carné de identidad le había explicado que había cogido cita a las doce de la noche y que había mucha gente y que se le hizo tarde. Su marido lo comprendió, igual que San José comprendió que La Virgen María se quedara encinta del Espíritu Santo: lo comprendió. EL SECRETO ESTÁ EN COMPRENDER.  Comprendió, también,  sin ningún tipo de asombro, que su mujer, la morena que no se sabía el carné de identidad, fuera montada encima de un Espejo que probablemente ya punzaba, o no, según las últimas declaraciones. El marido de la morena que no se sabía el  carné de identidad era muy buena gente, muy tonto y sobre todo estaba muy enamorado de la morena que no se sabía el carné de identidad. Y como todos sabemos, aquel que se enamora en exceso, aquel que ve por los ojos de su amada,  aquel que no piensa por sí mismo… no deja de ser un pamplina, tonto, idiota y todos los calificativos que corresponden a estos términos. Se besaron. Eran las seis y media de la mañana, el reloj se mantuvo todo el tiempo a las seis  y media de la mañana. El tiempo no transcurría. Se paró: en Huenca el tiempo, la hora, los minutos, los segundos…lo vas marcando tú. En Huenca la cuarta cosa que aprendes, es que tú eres dueño de tu tiempo.

     El Bola empezó a hacer su  trabajo: se subió en el coche ( era un Peugeot 307, aunque este dato es innecesario), le quitó el freno mano y lo bajó de la grúa. Era todo un espectáculo ver al Bola trabajar, con esa profesionalidad que sólo demuestran aquellos que hacen de su trabajo, una pasión. La morena que no se sabía el carné de identidad seguía besándose con su San José particular, morreándose, gustándose…calentando a San José Bendito. Besos que sabían a Ponche Caballero, a un poquito de Coca-cola y a viruta de pino Flandes. El Bola los interrumpió: ¿Me podrías decir el carné identidad?. LA MORENA QUE NO SE SABÍA EL CARNÉ DE IDENTIDAD DIJO QUE NO SE SABÍA EL NÚMERO DE EL CARNÉ DE IDENTIDAD. NÚMEROS, CIFRAS, LETRA. ( una mujer que no se sepa el carné de identidad ya sabemos para lo que sirve: para procrear, para follar, para ser madre de sus hijos, para pintarse los labios ,para tener un perro que le parta el espinazo a lametazos…)  El Bola, El Espejo humeante y yo nos miramos, y al unísono, comenzamos a conjugar el verbo REIR: yo río, tú ríes y ella NO REÍA. La morena que no se sabía el carné de identidad era una mujer EXCEPCIONAL Y CONTRADICTORIA. La morena que no se sabía el carné de identidad se moriría sin saber SU NÚMERO DE CARNÉ DE IDENTIDAD.
   
       En la vida pasan cosas INSIGNIFICANTES, pero… forman parte  de la vida. Seguimos el viaje.



lunes, 31 de octubre de 2011

EMPEZAMOS A REÍRNOS, COMENZAMOS A VIAJAR

A las seis de la mañana estaba yo parado en la Esquina de Encarna esperando al Espejo y al Bola. El coche con el que llegaron era un Opel Vectra negro, el fiel Rocinante de nuestra aventura y un gran aliado que nos llevó en busca de la Felicidad. Rieron  al verme, pues tal era mi fama de charlilla que nunca creyeron que iba a participar en aquella peregrinación…  Risas mañaneras, risas a las seis de la mañana, risas de aliento que apesta…si te ríes a las seis de la mañana, ya estás todo el día riéndote. La risa es una de las grandes cosas que hay que practicar en cada segundo, en cada momento, en cada mirada, cuando vas a la  frutería a comprar naranjas, incluso cuando estás intentando pegarte un tiro… Reír es la segunda regla que aprendes cuando llegas a Huenca: reír, reírse a carcajadas, reírse con la boca pegando saltos de alegría, reírse hasta llorar, reírse sin que puedas reírte. !! Qué bonita es la risa a la hora que sea, en la situación que sea!!. Qué bonita es la vida cuando empiezas riéndote, carcajeándote, cayéndote de risa, descojonándote, descoyuntándote, deshuevándote, estallando de risa… EMPEZAMOS A REÍRNOS, COMENZAMOS A VIAJAR.

sábado, 29 de octubre de 2011

YO: UN REGALITO PARA LA HUMANIDAD

  Yo (qué difícil es describirse a uno mismo), era una persona que soñaba con ser tonto, pero de verdad: viajar mucho, no trabajar, no tener obligaciones, estar siempre enamorado de los pecesitos de colores…un verdadero gilipollas que desperdiciaba su vida soñando, pero sin hacer nada, o casi nada. Yo soñaba con ser un escritor estilo Antonio el de la Petanca, y no escribía. Soñaba con ser viajero y me iba a Torremolinos los fines de semana a comer coquinas...anhelaba mundos casi imposibles: CASI. Yo era el perfecto imbécil que no se cansaba de serlo.Yo era, yo, yo, yo, yo, YO, YO … y seguiré siéndolo, hasta que la MUERTE  me acompañe, el ejemplo de incertidumbre, de desorientación, de indecisión  más fuerte que se puede dar en persona, es decir yo quería ir a todos lados y no iba a ninguno, dudaba entre comprarme un grifo del váter de color dorado o estilo bronce, de hacerme fontanero profesional o  de ser un gilipollas guay, de comprarme una barca con pedales o una bicicleta de batería…Verbo Dudar: yo dudo, tú dudas…! Ella no du- da-ba!!. Un permanente suplicio existencial. Una carga para mis padres, un “no sé” para mis amigos y un “regalo” para mi novia. En definitiva.: UN REGALO PARA LA HUMANIDAD.


miércoles, 26 de octubre de 2011

El BOLA


        El Bola era una de esas personas que le encantaba viajar, por viajar sobreentendemos que era montarse en un coche, en una grúa, en una autocaravana …y hacer kilómetros.  Le encantaba su trabajo. Era un autónomo de los que hacían falta diez millones como él, para que se acabaran todas las crisis del mundo: TODAS. Había montado su empresita de grúas y de alquileres de coches. Su especialidad era asistencia en carretera, no había otro más increíble y genial que hiciera ese trabajo. El quería progresar, hacerse un empresario fuerte, codearse con las altas capas de la ciudad…llegar a ser un prohombre del lugar. Pero todo tiene un precio, y tenía que sacrificar su vida por el negocio, y sus ratos libres dedicarlos a ÉL: EL NEGOCIO, del latín, Nec Otium, negación del ocio.. Así, tuvo la genial idea de comprar una grúa en Binéfar, Huesca, a 1000 kilómetros del pueblo, ¿por qué? Pues, porque, por lo visto, allí en Binéfar construían las mejores grúas del mundo…y además, también aprovechaba para echar dos o tres días por aquella  zona, viendo paisajes enormes, montañas invisibles, perros de montañas, viejas follarinas...y todo aquello que fuera útil para, "Pasárselo Bien".  Para llevar a cabo esta empresa tuvo la genial idea de ir acompañado de gran Espejo y de Servidor, el que escribe.

martes, 25 de octubre de 2011

EL ESPEJO

El Espejo, el Gran Espejo, Espejo, Espejito…maestro, psicopedagogo, vividor, amigo de sus amigos y un compañero ideal para pasárselo bien. Su filosofía consistía en que la vida  hay que vivirla:vi- vir-la. No mal vivirla: disfrutar de sus placeres, de su alegría, de su música, de sus colores…¿qué vida es aquella en el que el dolor y la enfermedad son los protagonistas?. Por aquel tiempo andaba  con un brazo escayolado, que no parecía brazo, sino pinza de langosta, y todos sus movimientos y gestos eran amenizados por aquella pinza grandiosa, blanca. Fumador  empedernido, El Espejo era otro ser excepcional, otro artista que pasaba por la vida sin ser llevado al Olimpo terrenal. Era un disfrutante intermitente. Porque la vida también tiene sus horas bajas. Tenía un amor pasional por la vida, disfrutaba de la vida al máximo, pero también sufría en las mismas dimensiones. Era un ser  sensible é inteligente:  como el perro de mi hermano.

jueves, 20 de octubre de 2011

HUENCA

Nunca olvidaré mi viaje a Huenca. Pueblo, poblacho, aldea …en donde no existe la incertidumbre y sí las ganas de vivir, pero vivir de una manera calma, tranquila, sin apresurarse, abarcando todo pero con límites, pues todo no se puede hacer, y como decía mi abuelo paterno, con todo el mundo no se puede quedar bien.


Podríamos encontrarnos al llegar a Huenca un cartel que nos dijera Huenca no es un lugar es un estado de ánimo peroNO HAY CARTEL QUE VALGA. Cuando tú entras en Huenca eso es lo primero que aprendes y no te lo dice nadie.

Huenca, Pueblo que podría estar situado en las montañas pirenaicas huenquenses, en donde nieva por castigo, en donde las montañas  que nos rodean  nos hacen sentirnos unos don nadie, y es por eso que  nos damos cuenta de lo que debe ser  la vida: un pasar pero a tu manera.  Huenca, que puede abarcar un país, un continente como que no te abarca más de un palmo de tierra, pues las dimensiones del lugar no importan, puedes ser tu mismo, tu mismo ataúd, no medirá más de dos metros, y pasarás allí diez años, te pudrirás, y te sacarán y te meterán en una bolsa de plástico, te llevarán al huesario, y allí si pasarás mucho más tiempo, hasta que no se acuerde un consejal de obras, diciendo que ese huesario va al carajo, y te llevarán a otro sitio, estarás otro tiempo y así hasta quedarte en NADA. Lo mortal es primordial en Huenca.

El concepto inhabitado no es del todo propio para Huenca, pues está inhabitado hasta que llegas tú. Y cuando pisas Huenca ya sabes que estás con mucha gente  pero solamente estás contigo, pues tu llevas a toda esa gente en tu mente.
Huenca no está lejos ni cerca, según como tú estés, así estará Huenca: lejos, cercano, ausente, en la Luna, en la Autralia del Norte…no importa. Huenca está en ti, tienes que buscar ese lugar y hasta que no llegues a conocerlo nunca alcanzarás la felicidad.
Huenca tiene su propia religión, su propio padre nuestro y depende como tu quieras llegar, en que quieras llegar, en moto, en coche, por los efectos las drogas, en sidecar…así entenderás cómo es Huenca. No es lo mismo entrar por el barrio de la desesperanza que por el barrio de la alegría, aunque los dos barrios al final, lleven al mismo sitio.

 Huenca tiene una Patrona, La Virgen de la Yerba Perenne, virgen, que se caracteriza por una manojo de Purple Haze en sus manos y una sonrisa de oreja a oreja, es la única virgen que enseña los dientes. Con Ella llegarás a Huenca y triunfarás, te encontrás y todo el verbo encontrar se transformará en conjunciones y verás el sentido más verdadero y fácil que es la vida: dejarse llevar, luchar por ser feliz, disfrutar de esos problemas que se te presentan, pues forman parte de la vida.

Huenca no es habitable. NO se puede estar permanentemente viviendo en Huenca, pues enloqueceríamos. Huenca es lugar de culto Peñasco  de peregrinación en el que el ser humano se encuentra consigo mismo y aprende que la vida es solamente una vez y hay que vivirla según lo que uno quiera hacer. Lugar para encontrarte y cuando te hayas encontrado, salirte. Eso sí, debes de tenerla siempre en tu mente, y visitarla cuando puedas, visitar la virgen de la yerba perenne y encenderle un cogollo. Acordarte de que la vida tiene un sentido y que ese sentido está en Huenca, y que HUENCA NO ESTÁ EN OTRO LUGAR QUE EN TI.