miércoles, 26 de octubre de 2011

El BOLA


        El Bola era una de esas personas que le encantaba viajar, por viajar sobreentendemos que era montarse en un coche, en una grúa, en una autocaravana …y hacer kilómetros.  Le encantaba su trabajo. Era un autónomo de los que hacían falta diez millones como él, para que se acabaran todas las crisis del mundo: TODAS. Había montado su empresita de grúas y de alquileres de coches. Su especialidad era asistencia en carretera, no había otro más increíble y genial que hiciera ese trabajo. El quería progresar, hacerse un empresario fuerte, codearse con las altas capas de la ciudad…llegar a ser un prohombre del lugar. Pero todo tiene un precio, y tenía que sacrificar su vida por el negocio, y sus ratos libres dedicarlos a ÉL: EL NEGOCIO, del latín, Nec Otium, negación del ocio.. Así, tuvo la genial idea de comprar una grúa en Binéfar, Huesca, a 1000 kilómetros del pueblo, ¿por qué? Pues, porque, por lo visto, allí en Binéfar construían las mejores grúas del mundo…y además, también aprovechaba para echar dos o tres días por aquella  zona, viendo paisajes enormes, montañas invisibles, perros de montañas, viejas follarinas...y todo aquello que fuera útil para, "Pasárselo Bien".  Para llevar a cabo esta empresa tuvo la genial idea de ir acompañado de gran Espejo y de Servidor, el que escribe.