miércoles, 29 de octubre de 2014

SOBRE LA MARCHA

   Una tarde lluviosa de primavera, Jesucristo iba con sus  noventa y dos  apóstoles, y uno de ellos,  Simón,  le preguntó: Maestro, ¿mañana podríamos ir a la Sinagoga y cagarnos en tó los muertos de los hijos de putas aquellos que la gobiernan? Jesucristo, sin perder la compostura, respondió: Simón, hijo…!sobre la marcha!, !sobre la marcha! que seguramente, de aquí a mañana… deberemos de cagarnos en los muertos de otros…sobre la marcha…Simón… sobre la marcha. Así, desde aquel día, Sobre la marcha, tiene una trascendencia celestial, un valor espiritual, unas connotaciones platónicas…y sobre todo, un arrojo de SENTIDO COMÚN, que es lo que falta últimamente en estos tiempos: capacidad de juzgar y obrar acertadamente

   Nuestras vidas deben basarse en un fluir de acontecimientos. Existir sin prisas, disfrutando del ahora porque mañana quién sabe dónde estarás: SOBRE LA MARCHA. Puedes planear muchas cosas, muchos actos, muchos acontecimientos…pero todo se tuerce porque la vida es ante todo improvisación. Decía Yoni Palomero, nuestro gran filósofo comarcal, en su único y malogrado ensayo y jamás publicado, Elogio a la calmael ser humano ya no piensa en correrse, piensa en correr. Ya no hay risas, hay prisas. Hemos cambiado el sexo por el atletismo, ¿estamos locos o tontos? Ahora no nos drogamos, ahora hacemos 200 kilómetros en dos días sin parar, y después cogemos la bicicleta y nos tiramos con ella al mar y hacemos “submaclinismo”, porque lo nuestro es inventar tonterías para liberarnos de esta prisa que nos invade. Ya nos hemos acostumbrado, a ver por nuestros pueblos, a  unos seres humanos encorsetados en unas mallas, con unas gorras, con unos relojes digitales, con caras de yonkis… galopando por las aceras, que te adelantan y no te dicen ni buenos días porque van asfixiados pensando que tienen que mejorar su marca: ¿qué marca, ni qué leches?, ¿ tú eres deportista ni ná?, ¿a dónde vas con tantas carreras?, ¿qué estás buscando con tanto jalar?, ¿se te ha perdío algo?, ¡ qué pareces medio tonto!. Anda y déjate de carreras: camina y observa como la cigüeña hace su nido en lo alto del  corrompido Ayuntamiento: Imbécil, qué no te enteras…”.  

   La vida se tiene que vivir sobre la marcha: este momento que estás viviendo,  este instante en el que lees estas palabras, este minuto, este día, este mes, este año,  no lo vivirás de nuevo: JAMÁS. Vivir sobre la marcha, aprovechando todo aquello que te vaya sucediendo, sin desaprovecharlo, porque…no se volverá a repetir, porque,  aquí no se repite curso, como decía,  acodado en la barra de un bar, nuestro famoso poeta local, Antonio el de la Petanca. Vivir sobre la marcha pero con tu guión en la mano, que te oriente por ese camino que ya has trazado tú, y no otro. Déjate de adaptaciones, de remake…haz tu propio guión y no te dejes influir por los consejeros que no tienen ni idea de sus vidas y sí ven muy claras la de los demás. En este camino, en esta vereda, te podrás encontrar con un sinfín de obstáculos, problemas que empalagan, húmedas lumias con las ideas de Caín, perros que cantan a la luna y a la perra vieja que siempre está en el parque, vinicultores que buscan sabores donde no los hay y algún que otro istierco (término que no es universal pero que significa: ser despreciable, indigno, rastrero, detestable, aborrecible, abyecto, innoble, ruin, mezquino, infame, de baja ralea…UN ISTIERCO) de los que nunca tuvieron que dejar salir de la vagina de su madre. Te encontrarás de todo: árboles que florecen en primavera y lagos resplandecientes, montañas peladas y desiertos que fluyen… y sangre, y pus, y veneno en las entrañas, y una flor resplandeciente en lo alto de un tejado viejo…  pero tendrás que vivirlo, porque en esto consiste este juego.

   Vivir sobre la marcha, vagabundear por este cortijo que llaman tierra, morar sin cansarse, y… muy tranquilo, muy sosegado, porque al final, tó es pa ná. Y habrá que sudar para ganarse el pan de cada día. Ya nos lo dejaron en herencia nuestros padres primogénitos Adán y Eva: te ganarás el pan con el sudor de tu frente… pero las últimas investigaciones nos dicen que sudar en demasía es perjudicial para los glóbulos rojos y los leucocitos: confórmate con lo justo o con menos, tú eliges. No tengas grandes pretensiones: ¿pa qué?.

   Y si algún día te encuentras que no sabes por dónde tirar, que no sabes cuál es tu camino…no debes dudarlo: reza a la Virgen de la Yerba Perenne, pero… tampoco te pases rezando: puedes llegar  a la tontura, a lo  intransigente, a lo dogmático…al radicalismo y  a no ver la realidad que te rodea. Dirígete a Huenca: lugar en el que te hallarás, otra vez contigo mismo y con tu camino... y de nuevo retomarás la ilusión por morirte, pero… de risa.

martes, 22 de abril de 2014

EL MOJONERO


           Dejamos de bailar. El Mojonero  estaba lleno de gente, de tablas de snow, de cascos serigrafiados a lo Troya, de gafas de mil colores, de bastones de magnesio que no pesan…de perros de marca. Aquella gente iba vestida como si fueran a  conquistar Saturno o ir de nuevo a la Luna. Allí estaba la flor y nata del esquí nacional e internacional, o eso deduje yo, pues allí no se hablaba sólo español: escuche algo de francés, algo de inglés y un chin de chino (po atríncame el pepino, como decía uno de los más famosos versos de Antonio el de la Petanca).

          Asustados, pues no sabíamos cómo colocarnos entre tanta tabla y tanto casco, nos hicimos hueco en un lado de la barra. El famoso Sergio Tres Nuos, según El Bola, parecía que no estaba en el local.  Empezamos  a observar y vimos, cómo, en aquel restaurante,  había fotos de nuestro pueblo: nuestro Castillo abandonado, sin papeleras, sin moros, sin políticos que se preocuparan por él. Nuestra Gran Iglesia que algunos dicen que iba para Catedral del Sur de Europa y se quedó para que don José Armario, cura del pueblo, se pelara a toda aquella que necesitaba un poco de pan. Nuestra sierra con sus cabras montesas que yo nunca había visto y su cantera abierta de par en par… y nuestro símbolo: nuestra Gallina gorda y clueca, casi a punto de estallar, ¡ pun!! Y es que,  los de Mojón siempre llevamos a nuestro pueblo en el meollo, pero…cuando estamos en él, lo odiamos, Vaya mierda de pueblo, ¡es que aquí no hay ná!... y cuando estamos fuera de él, nos morimos de melancolía, de tristeza…de idiotez terruna, que es lo que llevamos en nuestras mentes y en nuestras venas… Yo no soy de Sevilla: yo soy de Mojóntú serás, irrefutablemente, de la vagina de tu madre, como también decía, un célebre verso de Antonio el de la Petanca.

      El Restaurante se quedó vacío. El Bola, con su don de gentes, le preguntó a EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, que dónde estaba Sergio el Tres Nuos.   EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, dijo que aquí no hay ningún Sergio tres Nuos: el dueño de este restaurante, con una estrella michelín y siete gomas de plástico, se llama Sergi. Éste, posiblemente, esté dando sus clases semanales de tenis con  David Escudeiro, ganador de tres Mondongos en la África Central. Bueno, pues mientras viene, Sergi, dijo El Bola, ponnos algo de comer… lo típico, lo que esté bueno de esta zona. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE nos dijo que nos sentáramos en una mesa, que… allí, seguramente… vais a estar más cómodos. Nos sentamos al lado de una chimenea que estaba a punto de apagarse.
        
      El Bola se ganó  la confianza de EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, diciéndole que él era del mismo pueblo que su jefe, Sergi,  que se había criado con él, que los dos cogieron la primera borrachera juntos, que también estuvieron guardando cochinos …Las cosas de El Bola… Y bebimos vino de la comarca del Valle de Turín, con tonos rojizos y aromas a vainilla mentalizados con albahaca de la abuela tana: allí arriba, en las montañas nevadas, también existía la tontería. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE nos abrió la botella con una parsimonia, que nunca, jamás de los jamases, había visto. Con una lentitud extrema, cogió la botella, y muy lentamente, fue escanciándola en una copa. El Bola probó: excelente, dijo El Bola con voz sublime.

     EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE empezó su clase magistral, su master-class, sobre cómo había que beberse un vino: Buscadle el sabor a vainilla… buscad, buscad… En boca, en el paladar izquierdo, buscad, buscad…. ¿ lo habéis encontrado? Buscad, buscad… Mientras nos daba aquella clase magistral, meneaba una copa en su mano, que ya sin nuestro permiso se había echado. Buscad y  oled…¿no os huele a  albahaca mentalizada? Metimos nuestras lindas narices, y empezamos a oler.  Pero moved las copas… que el tanino del vino se volatice. Moved y oled. El Bola, El Espejo y yo, olimos y  bebimos vino hasta que aquello nos olió a menta, albahaca y  a vainilla fresca criada a las orillas del Nilo. Y LA VIRGEN DE LA YERBA PERRENNE OLÍA A PURPLE HAZE CRIADA CON CACA DE YEGUA VIEJA.

       Empezaron a llegar platos. Comimos ensaladilla de patata asada con queso del cantábrico caramelizado con avellanas, ensalada de bacalao con foie de cochino criado a las orillas del río Sallent, olla tensina con anchoas agridulces de Umbrique,  ajoarriero con aromas de frambuesa a la carbonara , chuleta de ternera con denominación pirenaica al queso de cabrales…Y en el restaurante seguíamos solos. El Sergio Tres Nuos, Sergi, no aparecía.
 Los camareros empezaron a recoger, a limpiar… a cagarse en nuestros muertos… por lo bajine. Y Sergio, el tres Nuos, Sergi,  no aparecía. Esperamos. Pedimos el postre.

    EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, nos recomendó una tarta de de tres chocolates con helado de naranja en fina rosa de chocolate negro, turrón de mazapán con nueces y con frutas escarchadas, raviolis de piña con helado de albahaca y caviar de frutos rojos. Ponga, uno de cada, dijo El Bola, hoy vamos a comer como señores. Y seguíamos bebiendo vino. Y llegó el postre y aquello fue algo mágico para los sentidos: sólo descriptible con gemidos. Y seguíamos bebiendo vino. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE  nos informó  que Sergi, Sergio el tres Nuos, estaba en un velatorio, es que se ha muerto el alcalde del pueblo, nos dijo casi con las lágrimas saltadas. Fue mentar a la parca y…nos levantamos  de un salto y pedimos la cuenta. Pagamos y nos despedimos con un ebrioso abrazo a EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE. Nos marchamos eructando albahaca mentalizada con aromas de frutos del bosque caramelizados a lo pobre. 

jueves, 16 de enero de 2014

BAILANDO


           Nevaba. El Bola, que decía conocer el pueblo, nos dijo que nos iba a dar una visita turística por Sallent de Gállegos ¿ y para qué más visita turística que haber conocido a Yazmín?, preguntó El Espejo con los ojos abarrotados de enamoramiento. El Bola y yo seguimos andando, mientras El Espejo miraba a lo lejos el lupanar que se deshacía en el helado vaho…vaho.
       Llegamos a la plaza del pueblo, El Mentidero. Allí, según nos fue explicando El Bola, las mujeres lavaban la ropa y sacaban las bragas y los calzoncillos sucios de todos los vecinos.  El Espejo, sin dudarlo, en aquella plaza fría y sola y con unos lavaderos púbicos, que no públicos,  empezó a gritar, Yazmín, Te quiero…y siempre te recordaré como lo que fuiste…una mujer de un día. Y empezó a bailar con su brazo-pinza de langosta y  a recibir el helado vaho…vaho, en su cara. El Espejo nos embrujó de tal manera, que cuando nos dimos cuenta estábamos los tres bailando al son de un tres cubanos que salía de la boca de El Espejo. Era genial sentirse vivo. El baile siempre da la felicidad: científicamente comprobado según un estudio que se hizo, hace siete años,  en la Universidad de Albacete.  Y seguíamos bailando y seguíamos sintiendo nuestro cuerpo en cada movimiento…y seguíamos danzando. El Espejo (bailando) seguía con sus tres cubanos a sus espaldas y El Bola (bailando) cogió sus maracas imaginarias y empezó a ser el más rápido de todos los maraquitas del mundo y yo (bailando) me puse la peluca de Juan el de la Tómbola y me pegué una pataíta por alegrías. Aquello era todo armonía: grandilocuencia mágica. Nos paramos y nos callamos…y llegó el silencio y el frío y nos dimos cuentas de que era mejor seguir… bailando que dejar de bailar: y seguimos bailando: Bailongo, que vas a caballo y no das los buenos días, si el caballo oscilara, otra gallina vieja cantaría.  Y LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE (bailando) NOS GUIÑÓ  EL OJO IZQUIERDO.

          El Bola (bailando)  nos dijo que nos iba a llevar a un restaurante que es de un paisano, Sergio el Tres Nuos, que por lo visto, según El Bola (bailando con sus maracas) había tenido que irse de Mojón por patas, pues le pegó una paliza a nuestro alcalde, al primo de nuestro alcalde, al hermano de nuestro alcalde y a cinco chupapollas más de nuestro alcalde: héroe local que desconocíamos El Espejo y yo.

         Nos dirigíamos (bailando) a otro lugar ignoto: El Bola (bailando), El Espejo (bailando) y yo (bailando) al restaurante que se llamaba, según El Bola (bailando), El Mojonero.


martes, 27 de agosto de 2013

UNA ESCENA LUPANESCA

 
       LA MUJER MAYOR VESTIDA DE NEGRO ha entrado en el lupanar  y se ha sentado en una silla cerca de la puerta de entrada: bosteza y enseña su boca sin dientes. EL BOLA dialoga, muy formalmente, con LA JAIMONA, mientras no deja de fijarse en sus enormes tetas. EL ESPEJO se ríe a carcajadas con LA GORDA NEGRA que coge su brazo de langosta y se lo mete por su entrepierna. Ríen. EL PESCADERO PUTERO se pasea por el burdel con una bandeja de boquerones fritos: ofrece a unos y a otros. EL QUE SE CREÍA ESCRITOR,  comienza una conversación con EL PESCAERO PUTERO, mientras LA CANIJA RUBIA RUMANA escucha como si estuviera en una clase de Astrofísica.
                                   
                                    EL PESCADERO PUTERO

 Yo soy el que mejor trae el pescado de toda la provincia ¿por qué? Muy sencillo: soy el que compra los barcos enteros en Bilbao
                                   
                                   EL QUE SE CREÍA ESCRITOR

¿Y eso cómo puede ser?, porque yo no entiendo que ustedes, aquí en estas montañas, comáis mejor pescado que nosotros…que estamos más cerca el mar.
 LA CANIJA RUBIA RUMANA no deja de agarrarse al cuello de EL QUE SE CREÍA ESCRITOR: lo besa, le acaricia la espalda… le roza su vulva seca por la rodilla.                                   
                                  
                                  EL PESCADERO PUTERO

Yo he estado en Barbate comiendo atún y te puedo asegurar que no hay mejor atún en Barbate que aquí. Además, ¿ tú a cuántos kilómetros te crees que tenemos el mar?.

EL PESCADERO PUTERO habla sin parar, mientras mantiene la bandeja de boquerones fritos, imperturbable en su mano izquierda. Su olor a pescado corrompido, a tripas, a sangre de atún del Estrecho…se mezcla con el mal aliento de LA CANIJA RUBIA RUMANA. EL PESCADERO PUTERO, habla y habla, mientras de vez en cuando se come un boquerón con la boca abierta, enseñando el cadáver del boquerón muerto-frito en su boca sucia. LA CANIJA RUBIA RUMANA habla un español rumano-puteril, con su acento particular y entre cortando las palabras: sigue magreando a EL QUE SE CREÍA ESCRITOR, que callado acepta el monólogo de EL PESCAERO PUTERO y el masaje que le está dando LA CANIJA RUBIA RUMANA.
                                  
                                       LA CANIJA RUBIA RUMANA

Chico, ¿cuándo vamos subí arriba? O ¿vamos estar toda  noche hablando pescado?

LA CANIJA RUBIA RUMANA, coge la mano de EL QUE SE CREÍA ESCRITOR, y se la mete en sus partes pudendas. EL PESCADERO PUTERO viendo que no es escuchado,  se va: como dice el refrán, Con los boquerones a otra parte.
                                  
                                  LA CANIJA RUBIA RUMANA

¡Mira  mejillón más bonito tengo! Te la chupo y después folla. Media hora, 50 euros, una hora, 80. Una hora y estamos tranquilitos… follamos…tranquilidad.
LA CANIJA RUBIA RUMANA, tiene un diente de oro que le brilla y deslumbra a EL QUE SE CREÍA ESCRITOR.
                                   
                                   EL QUE SE CREÍA ESCRITOR

¿Cómo tienes el coño?¿ Afeitado o con pelos? Es que yo tengo que imaginármelo                     
                                
                                   LA CANIJA RUBIA RUMANA

¿Yo? Afeitado, más limpio. ¿Qué pasa, calvo,  gustan pelos en el coño?  Tú quieres me pongo peluca.

EL QUE SE CREÍA ESCRITOR le encanta hablar con las putas, sacarles sus vidas, sus costumbres, sus gustos… como Antonio El De La Petanca, que escribió sus grandes poemas de amor en las barras de los peores puticlubs de la Provincia.
 En un rincón, se encuentra  EL BOLA Y LA JAIMONA. Hablan como si se conocieran de toda la vida. Dialogan amistosamente, sin nada que interfiera su interlocución.
                                                    
                                                  EL BOLA

 Esos pechos ¿son de verdad? Nunca en mi vida había visto unos pechos tan perfectos.
                                                     
                                                   LA JAIMONA

 Claro que son  de verdad…lo que pasa es que están retocados. ¡Toca, Toca!

                                                  EL BOLA

      ¿ De dónde eres?

A EL BOLA le encantaba siempre preguntar a todo aquel que se pusiera por delante suya, de dónde era. Seguramente esa curiosidad le venía de sus múltiples viajes que hacía alrededor del mundo: EL BOLA era un viajero empedernido.

                                              LA JAIMONA

 Soy de un pueblo  de Albacete.

LA JAIMONA cerrando los ojos y muy gesticulosamente,  se recoge el pelo y apoya sus manos en las rodillas de EL BOLA… empieza su oratoria.

                                             LA JAIMONA

 Antes de nada, tengo que decirte una cosa…para que, antes de nada, estés avisado. Yo soy transexual y todavía de la parte de abajo, no estoy operada…¡vamos! qué tengo una polla entre medio las piernas.

EL BOLA consternado por la contestación, pidió a EL CAMARERO CON FLEQUILLITO, un palillo de dientes, con el que EL BOLA acostumbraba a quitarse los nervios y una espina de un boquerón que se le había quedado entre medio de las dos muelas que tenía medio empastadas: EL BOLA y sus dientes.                                            
                                                 LA JAIMONA

Mi padre se murió y no me vio mis tetas: lo que hubiera dado mi padre por tocar estas tetas, ¡con lo puerco y lo mierda que era! Así que viví una infancia….

 EL PESCADERO PUTERO interrumpe el soliloquio de LA JAIMONA  ofreciendo boquerones fritos. EL BOLA coge un boquerón, lo mastica, lo saborea.

                                                 LA JAIMONA

Anda, pescadero, sigue dando vueltas con tu bandeja de pescado y déjanos tranquilo.

EL PESCADERO PUTERO se va murmullando con su bandeja de boquerones fritos en su mano izquierda, imperturbable. LA JAIMONA retoma de nuevo su oratoria.

                                                LA JAIMONA

 Con 18 años me fui a Barcelona. Allí conocí a La Pepa La Taquillona y ella fue la que me orientó…y en fin…

El Bola seguía  con su palillo de dientes escudriñándose  las entrañas bucales y miraba muy fijamente a La Jaimona...que seguía hablando sin parar.

                                                     LA JAIMONA

Y he llegado a este pueblo, que son muy brutos… pero los brutillos estos, al final tragan… ¡en que se encuentren el vergajo ahí abajo!…porque… ¿tú sabes una cosa? Que yo estoy aquí por necesidad… porque  lo que yo quiero  es quitarme este vergajo.
En un acto de falta de pudor, LA JAIMONA se saca su verga  y se la enseña a EL BOLA.                                                  
                                                    EL BOLA

Haz el favor de guardarte eso. Yo con la mía tengo de sobra. No me hace gracia.
                                                 
                                                     LA JAIMONA

 ¿Qué no te hace gracia? Pues no la mires.

 El Bola no sabe qué hacer. Se escudriña de nuevo los dientes con su palillo dientes. La Jaimona sigue con su verga por bandera. El Bola no sabe qué hacer se levanta del taburete con la mala suerte que se tropieza y tiene que coger como punto de apoyo la verga de La JAIMONA. Nadie es testigo de este acontecimiento: EL BOLA llevará esta caída, en silencio, hasta la sepultura.

                                                LA JAIMONA

¿Qué haces? No decías que te no te hacía gracia. Pues bien que me las has cogido.

                                                 EL BOLA

 ¡No ves que me iba a caer!.

 LA JAIMONA se guarda su verga y pide a EL CAMARERO CON FLEQUILLITO, un vodka con naranja. EL BOLA pide una cerveza.  No sabe de qué hablar. De nuevo empieza una conversación fútil con LA JAIMONA.

                                                 EL BOLA

¿Y tú padre a qué se dedicaba?

EL ESPEJO mantenía un magreo insolente con LA GORDA NEGRA.  Con su brazo de langosta, meneaba el aire corrompido del lupanar, y a la vez gesticulaba de la manera que él sólo sabía hacer: brazo de langosta para arriba, para el centro, brazo de langosta girando…EL ESPEJO expresaba sus sentimientos sin necesidad de hablar.
                                    
                                        EL ESPEJO

 ¡Eres muy guapa!

                                     LA GORDA NEGRA

 Y  tú también: tienes unos ojos lindísimos, pero… ¿Cuándo vamos a follar?

                                       EL ESPEJO

 ¡Ojalá!... pero es que yo no follo: yo hago el amor.

                                       LA GORDA NEGRA

 Venga, Mi amor,  que se te ve que eres hombre de grandezas. Además… se te nota.

                                       EL ESPEJO

 ¿Te gusto? Porque si verdaderamente te gusto, podemos pasar un ratito… disfrutar el momento…el ahora. Enamorarnos, porque yo no entiendo el follar sin amor. Yo nunca he follado: Yo hago el amor.

LA NEGRA GORDA mira muy fijamente a EL ESPEJO y empieza a reírse a carcajadas que inundan el burdel: risas ruidosas que sólo las negras saben hacer de verdad.

                                       LA GORDA NEGRA

Chaval, he conocido a infinidad de hombres: altos, bajos, gordos, negros, calvos… pero ninguno tan gracioso como tú: ¡eres impresionante!.

 La GORDA NEGRA abraza a EL ESPEJO y empieza a besarlo, apasionadamente. EL ESPEJO con su brazo de langosta, acaricia el trasero de LA GORDA NEGRA, que cada vez más gustosamente se va dejando encandilar por los halagos de EL ESPEJO.
 Pasan los segundos, los minutos y las horas, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic tac, tic, tac, tic, tac…las escenas son las mismas, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac…EL ESPEJO, EL QUE SE CREÍA ESCRITOR y EL BOLA salen del lupanar.


martes, 8 de enero de 2013

LAS TETAS DE LA JAIMONA

  La Jaimona tenía cara de YEGUA VIEJA: mandíbula  de equino,  barba y bigote de tres días, una altura que sobrepasaba los dos metros y ni una sola curva en ellos. La Jaimona era la mujer menos femenina que había en todos los contornos, de los todos los océanos, de todos los mundos, de todo este planeta, pero…tenía UNAS TETAS PERFECTAS: teta que la mano no cubre, no son tetas, son ubres, dice la voz popular.
   Los pechos de La Jaimona eran conocidos en toda la comarca, como los mejores pechos que jamás se hayan visto: operados por aquel famoso cirujano que operó a la archifamosa, Belén Chabacana, conocida como la “Reina del Vulgo”. La Jaimona era sólo TETA. Sólo…SENO. Sólo…UBRE. Sólo…BUSTO. La Jaimona era todo TETAMEN( Vulgarismo. Pechos de una mujer)
    Se nos presentó, nada más entrar: Soy La Jaimona… la que te la pone morcillona. Y seguidamente, sin ningún tipo de pudor, empezó a acariciarle las partes pudendas al Bola( El Lupanar olía a colonia de marca y a  vulva recién lavada… y a un leve olor, a… pescaíto frito). El Bola, persona tímida donde las haya, se apartó como si le hubieran pegado un calambrazo en dicha parte…y retrocedió hasta el punto que se tropezó con un taburete cojo, que por allí estaba. EL BOLA CAIDO POR LOS SUELOS. Risas de lumiascas al ritmo cadencioso que marca un tango nocturno: se reía  LA GORDA NEGRA con su boca gigantesca y sus dientes blancos que deslumbraban, se reía LA CANIJA RUBIA RUMANA con risa de rumana, se reía LA MÁS BUENA DE TODAS LAS PUTAS con risa de puta prepotente, se reía EL PESCAERO PUTERO  con sus billetes oliendo a pescao, se reía EL CAMARERO CON FLEQUILLITO Y GAFITAS con su risa idiota…pero LA JAIMONA NO SE REÍA.
  El Bola, todavía tendido en el suelo, era auxiliado por las áridas  manos de La Jaimona que preocupada le preguntaba, Mi niño, qué te ha pasado. El Bola sin saber qué responder, aturrullado, atolondrado, se agarró a los pechos de La Jaimona que le sirvieron de agarre y de almohada, de biberón y de mano pajotera.
  Venga os voy a invitar a una copa  por los daños causados, dijo La Jaimona. EL CAMARERO CON FLEQUILLITO Y GAFITAS, nos puso directamente  tres chupitos con una rama de canela. La Jaimona nos explicó que la canela era afrodisiaca: porque aquí, no se viene a filosofar, aquí se viene a follar. En estas explicaciones didácticas  estaba La Jaimona, cuando se acercaron  LA GORDA NEGRA y LA CANIJA RUBIA RUMANA,  besándonos y presentándose a la vez: Bibiana, dijo una. Charito, dijo la otra. LA GORDA NEGRA  que apestaba a cochino retinto, se abrazó al Espejo. LA CANIJA RUMANA que no sabía casi hablar español,  se abrazó a mí. Y El Bola…ya llevaba tiempo magreando aquellos lindos pechos de La Jaimona.  
  Susurros en la oreja, brazitos por lo alto de los hombros, pellizcos indiscretos, pierna tocando pene, pene tocando pierna,  halagos, barbaridades follarinas…y pelos, muchos pelos. CONVERSACIONES.

viernes, 16 de noviembre de 2012

UNA MUJER MAYOR VESTIDA DE NEGRO COMIÉNDOSE UNA MONDARINA

  Caminábamos. En silencio, CA-MI-NÁ-BA-MOS. La Virgen de La Yerba Perenne nos llevaba de la mano y nos  daba carta blanca para  pensar en lo que nos diera la gana. PENSAR: Dejar fluir las ideas, volar, evadirse, romper con Dios y su puta madre, que seguramente, también la tiene, como decía el famoso poeta local, Antonio el de la Petanca. Caminar sin rumbo: CAMINÁNDOSE, ENCONTRÁNDOSE…Y La Virgen de la Yerba Perenne nos conducía hacia Huenca.

  Empezó a nevar. No hacía frío. Subíamos aquellas calles sabiendo que lo que nos ocurriera sería perfecto: La Virgen de la Yerba Perenne te da esa certeza. Lo que te pase será INIMITABLE. Y subíamos aquellas callejuelas y escuchábamos ese frío monocorde y olíamos…a leña húmeda, a pan caliente, a perro mojado, a calles sin nadie,  a piedras con olor a monte,  a río que pasa con furia,  a verdina en las aceras, a lumbre en el hogar…OLOR A ESENCIA DE LO QUE ÉRAMOS. Pasábamos por aquellas calles en silencio, observando todo aquel mundo de sensaciones. Pero de pronto, aquella paz placentera se rompió: CRASH… y ya empezó Cristo a padecer.

  En una esquina, apoyada en la pared había UNA MUJER MAYOR VESTIDA DE NEGRO COMIÉNDOSE UNA MONDARINA Y UN GATO NEGRO GORDO QUE LA CUSTODIABA: ¡miau! !miau!. Nos fuimos acercando y antes de que pudiéramos ver su rostro, nos cautivó una voz ronca, añeja, que parecía venir de las tabernas de ultratumba, que nos dijo: aquí las mujeres son feas pero graciosas, pero follan cuando tienen que hacerlo. No supimos qué decir. LA MUJER MAYOR VESTIDA DE NEGRO CHUPANDO UN GAJO DE MONDARINA, nos señaló una puerta: Entrad, que vais a conocer a La Jaimona. Y empezó a reírse  a carcajadas. CARCAJADAS Y UN GAJO DE MONDARINA CIRCULANDO POR SU BOCA. EL Espejo, El Bola y yo, atónitos, no dábamos crédito a aquel espectáculo en el que LA VIEJA SACÁNDOSE EL GAJO DE MONDARINA DE AQUEL LUGAR SIN DIENTES, dejó de reírse y mirándonos fijamente a los tres, nos dijo: Tenéis que entrar…estaba escrito. Y EL GATO NEGRO GORDO, maulló: ¡miau!

   Entramos.

viernes, 2 de noviembre de 2012

EL APARCAMIENTO

     En un silencio absoluto, El Bola aparcó el coche de una manera que todavía hoy la tengo en el recuerdo. Cosas tan simples, como hacer un buen potaje de garbanzos, dar unos buenos días efusivos o hacer la cama a las siete de la mañana … son cosas que hay que hacerlas muy bien para que destaquen, para que perduren en la memoria de la Humanidad.
     El aparcamiento que hizo El Bola al llegar a Sallent de Gàllegos  fue digno de merecer un parón en la Historia del Automóvil Mundial. Quedará en el recuerdo para la posteridad, como el aparcamiento menos complejo de la Historia y  a la vez, como el más barroco, el más ornamentado, el más recargado que se haya visto hasta nuestros días. Dicha obra de Arte Automovilística se produjo en un llano, que hacía las funciones de Parking y que se encontraba  a las afueras del pueblo en donde no había ni un solo coche aparcado  y además, no había ni una luz que lo mal iluminara. El Bola, concentrado, abstraído, palpando la genialidad, con una suavidad fuera de lo normal, acarició el volante y dejó que sus manos fueran dimensionando El Espacio. Los parabrisas del coche iban al compás del Bola o El Bola al compás de los parabrisas ( hay misterios con los que me moriré sin resolver). Aquello era un desafío entre EL ESPACIO Y EL BOLA. Cambiaba de marchas de una manera armoniosa: primera, marcha atrás…primera, marchas atrás… Parecía que fuéramos volando en vez de ir rozando el suelo. Acelerador, embrague, primera, un poco de freno, embrague, marcha atrás, primera, mirar por el espejo retrovisor derecho, observar por el espejo retrovisor izquierdo, palpar un poco el freno, embrague, primera…TODO ERA ARMONÍA. Apagó el motor. Silencio. Lágrimas. Silencio. Oscuridad…y un suspiro que se le escapó al Bola. Y LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE APARECIÓ MONTADA EN BICICLETA.