martes, 22 de abril de 2014

EL MOJONERO


           Dejamos de bailar. El Mojonero  estaba lleno de gente, de tablas de snow, de cascos serigrafiados a lo Troya, de gafas de mil colores, de bastones de magnesio que no pesan…de perros de marca. Aquella gente iba vestida como si fueran a  conquistar Saturno o ir de nuevo a la Luna. Allí estaba la flor y nata del esquí nacional e internacional, o eso deduje yo, pues allí no se hablaba sólo español: escuche algo de francés, algo de inglés y un chin de chino (po atríncame el pepino, como decía uno de los más famosos versos de Antonio el de la Petanca).

          Asustados, pues no sabíamos cómo colocarnos entre tanta tabla y tanto casco, nos hicimos hueco en un lado de la barra. El famoso Sergio Tres Nuos, según El Bola, parecía que no estaba en el local.  Empezamos  a observar y vimos, cómo, en aquel restaurante,  había fotos de nuestro pueblo: nuestro Castillo abandonado, sin papeleras, sin moros, sin políticos que se preocuparan por él. Nuestra Gran Iglesia que algunos dicen que iba para Catedral del Sur de Europa y se quedó para que don José Armario, cura del pueblo, se pelara a toda aquella que necesitaba un poco de pan. Nuestra sierra con sus cabras montesas que yo nunca había visto y su cantera abierta de par en par… y nuestro símbolo: nuestra Gallina gorda y clueca, casi a punto de estallar, ¡ pun!! Y es que,  los de Mojón siempre llevamos a nuestro pueblo en el meollo, pero…cuando estamos en él, lo odiamos, Vaya mierda de pueblo, ¡es que aquí no hay ná!... y cuando estamos fuera de él, nos morimos de melancolía, de tristeza…de idiotez terruna, que es lo que llevamos en nuestras mentes y en nuestras venas… Yo no soy de Sevilla: yo soy de Mojóntú serás, irrefutablemente, de la vagina de tu madre, como también decía, un célebre verso de Antonio el de la Petanca.

      El Restaurante se quedó vacío. El Bola, con su don de gentes, le preguntó a EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, que dónde estaba Sergio el Tres Nuos.   EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, dijo que aquí no hay ningún Sergio tres Nuos: el dueño de este restaurante, con una estrella michelín y siete gomas de plástico, se llama Sergi. Éste, posiblemente, esté dando sus clases semanales de tenis con  David Escudeiro, ganador de tres Mondongos en la África Central. Bueno, pues mientras viene, Sergi, dijo El Bola, ponnos algo de comer… lo típico, lo que esté bueno de esta zona. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE nos dijo que nos sentáramos en una mesa, que… allí, seguramente… vais a estar más cómodos. Nos sentamos al lado de una chimenea que estaba a punto de apagarse.
        
      El Bola se ganó  la confianza de EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, diciéndole que él era del mismo pueblo que su jefe, Sergi,  que se había criado con él, que los dos cogieron la primera borrachera juntos, que también estuvieron guardando cochinos …Las cosas de El Bola… Y bebimos vino de la comarca del Valle de Turín, con tonos rojizos y aromas a vainilla mentalizados con albahaca de la abuela tana: allí arriba, en las montañas nevadas, también existía la tontería. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE nos abrió la botella con una parsimonia, que nunca, jamás de los jamases, había visto. Con una lentitud extrema, cogió la botella, y muy lentamente, fue escanciándola en una copa. El Bola probó: excelente, dijo El Bola con voz sublime.

     EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE empezó su clase magistral, su master-class, sobre cómo había que beberse un vino: Buscadle el sabor a vainilla… buscad, buscad… En boca, en el paladar izquierdo, buscad, buscad…. ¿ lo habéis encontrado? Buscad, buscad… Mientras nos daba aquella clase magistral, meneaba una copa en su mano, que ya sin nuestro permiso se había echado. Buscad y  oled…¿no os huele a  albahaca mentalizada? Metimos nuestras lindas narices, y empezamos a oler.  Pero moved las copas… que el tanino del vino se volatice. Moved y oled. El Bola, El Espejo y yo, olimos y  bebimos vino hasta que aquello nos olió a menta, albahaca y  a vainilla fresca criada a las orillas del Nilo. Y LA VIRGEN DE LA YERBA PERRENNE OLÍA A PURPLE HAZE CRIADA CON CACA DE YEGUA VIEJA.

       Empezaron a llegar platos. Comimos ensaladilla de patata asada con queso del cantábrico caramelizado con avellanas, ensalada de bacalao con foie de cochino criado a las orillas del río Sallent, olla tensina con anchoas agridulces de Umbrique,  ajoarriero con aromas de frambuesa a la carbonara , chuleta de ternera con denominación pirenaica al queso de cabrales…Y en el restaurante seguíamos solos. El Sergio Tres Nuos, Sergi, no aparecía.
 Los camareros empezaron a recoger, a limpiar… a cagarse en nuestros muertos… por lo bajine. Y Sergio, el tres Nuos, Sergi,  no aparecía. Esperamos. Pedimos el postre.

    EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE, nos recomendó una tarta de de tres chocolates con helado de naranja en fina rosa de chocolate negro, turrón de mazapán con nueces y con frutas escarchadas, raviolis de piña con helado de albahaca y caviar de frutos rojos. Ponga, uno de cada, dijo El Bola, hoy vamos a comer como señores. Y seguíamos bebiendo vino. Y llegó el postre y aquello fue algo mágico para los sentidos: sólo descriptible con gemidos. Y seguíamos bebiendo vino. EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE  nos informó  que Sergi, Sergio el tres Nuos, estaba en un velatorio, es que se ha muerto el alcalde del pueblo, nos dijo casi con las lágrimas saltadas. Fue mentar a la parca y…nos levantamos  de un salto y pedimos la cuenta. Pagamos y nos despedimos con un ebrioso abrazo a EL CAMARERO CON CARA DE BUENA GENTE. Nos marchamos eructando albahaca mentalizada con aromas de frutos del bosque caramelizados a lo pobre. 

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