viernes, 16 de diciembre de 2011

LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE


   De la higuera, no sé si del tronco o de la tierra, salió una cochina, cerda, gorrina, puerca, marrana, guarra  retinta (color castaño muy oscuro) que empezó a gruñir y  a explorar la zona. El Espejo, que no entendía de cochinas, sí de cochinos, nos comentó a media voz, que no molestáramos a la cochina pues podría atacarnos. La cochina se echó al suelo y dejó de gruñir. Paralizados, estupefactos, anestesiados…nos vino  un leve olor a monte, a huerta, a frutas, a campo…y de repente… LA VIRGEN DE LA YERBA PERENNE SE NOS APARECIÓ. Nos sonrió, se agachó y empezó a rascar a la cochina.  Iton,  iton, decía yo cuando iba con mi padre a ver a los cochinos, iton, iton…La Virgen de la Yerba Perenne no dejaba de rascar a la cochina, nos miraba y se reía, rascaba a la cochina y de nuevo… se reía. La cochina empezó a revolcarse por el suelo…iton, iton… La Virgen de la Yerba Perenne y la cochina empezaron a juguetear, se notaba que no era la primera vez en la que disfrutaban mutuamente.  La escena fue de lo más natural que se puede dar entre una Virgen y una cochina. La Virgen de La Yerba Perenne se partía de risa: nunca en mi vida se me había aparecido una Virgen, y menos una Virgen que se reía a carcajadas.

    Retratar  a la Virgen de la Yerba Perenne, es emocionarme. Su cara blanca, pelo suelto rubio, sus cachetes colorados, sus dientes blanco roto  y perfectos, una sonrisa de oreja a oreja, unos ojos pequeños y pícaros, una belleza de mujer madura… UNA MUJER con letras mayúsculas. Llevaba un vestido blanco, de seda o de lino y unas flores silvestres que adornaban su cabello.  Parecía más una Diosa Romana que una Virgen Cristiana. La Virgen de la Yerba Perenne no  llevaba niño llorando ni durmiendo en sus brazos,  llevaba un manojo de Purple Haze, que agarraba con indiferencia. Con una voz que no sabría cómo definir, si de santa, santísima o de puta, putísima (estas voces se confunden), la Virgen de la Yerba Perenne, sonriéndose, nos dijo las palabras que nos tatuaríamos años más tarde: Os llevaré a Huenca…FLASHHH, desapareció por arte de magia. La cochina también desapareció.

   Describir una aparición, en este momento, en los tiempos que estamos: mucha internet, mucha ciencia, mucho Eduardo Punset…  no creemos en nada, nada nos impresiona. Decir que se te ha aparecido una Virgen, puede resultar de lo más estrambótico y surrealista  que uno puede contar en su vida. Pero hay cosas que uno no puede llegar a  entender, por muchas palabras que uno escriba en un papel y por mucho científico idiota que te explique lo qué ha pasado o ha dejado de pasar: hemos perdido el lado místico de la vida, hemos olvidado el misterio, los secretos…hoy, todos, sabemos...DEMASIADO.

     Al que se le haya aparecido una Virgen, puede dar constancia de ello. Nosotros fuimos unos privilegiados que gracias a esa aparición, nos cambió la vida para siempre: hay momentos cruciales que te cambian del revés. El que lea estas palabras puede pensar que es una alucinación, una locura, un espejismo, una gilipollez de tres tontos que les ha dado por ahí. Sea lo que sea, nosotros vimos a la Virgen de la Yerba Perenne  y nadie nos puede decir que no, además, una aparición siempre deja el alma tocada y una evidencia física, que da constancia de ello: unas lágrimas saliendo de unos ojos de escayola,  unas manos de madera sudando sangre o en nuestro caso, un manojo de Purple Haze y una sonrisa de unos dientes blanco roto, que nunca olvidaré.

    Luz, claridad, divinidad, clarividencia…adjetivos que definirían nuestro estado de ánimo cuando nos dejó la Virgen de la Yerba Perenne. Empezamos a llorar.  Nos abrazamos. El Espejo se sentía menos gay. El Bola  se acercó al punto medio entre su negocio y su ocio. Yo tenía algo más claro qué quería ser de mayor. Nos abrazamos de nuevo y comprendimos que aquello sería un viaje que nos cambiaría para siempre y en el que encontraríamos la felicidad plena. Pero de repente, nos asaltó una pregunta: ¿A Huenca? ¿nosotros vamos a Huenca? ¿Dónde está Huenca? El Bola, que de carreteras sabía mucho, es un profesional del automóvil, empezó a decir que él no conocía ninguna Huenca ni en España ni en el extranjero. Absortos, empequeñecidos, no sabíamos qué  hacer y se me vinieron a la cabeza, los  populares versos de Antonio el de la Petanca y recité: no preguntes por saber, que el tiempo te lo dirá, que no hay cosa más bonita, que el saber sin preguntar. Comprendimos, de momento, que nuestro camino estaba echado. Nos dejaríamos llevar por la vida e iríamos a dónde hubiera que ir. Sabíamos que no íbamos solo: La Virgen de la Yerba Perenne nos amparaba. Sorprendidos, vimos como la Virgen de la Yerba Perenne se había dejado su manojo de Purple Haze debajo de la higuera: el regalo divino, el manjar de los dioses terrenales, el ingrediente que necesita la vida para que sea perfecta.

    Los bosques empezaron a arder por Galicia,  y eso… que era febrero.



miércoles, 7 de diciembre de 2011

UNA PARADA EN EL CAMINO


    El Bola padecía el síndrome del que le gusta cagar en todos lados, menos en su casa. Esto lo aprendió también de la Red Ferroviaria Americana: suelta mierda por todos lados menos en la tuya… Al Bola le encantaba cagar en los sitios más inverosímiles del planeta, lo mismo cagaba en el psicodélico váter del famoso escritor local, Antonio el de la Petanca, como que cagaba en cualquier casa abandonada que se encontrara a su paso.  Fue por este motivo, EL BOLA SE CAGABA, que tuvimos que parar lo más rápidamente posible, porque….se cagaba. El sitio elegido para la gran chapuza  fue una casilla, cortijo, caserío, finca, casa de campo… arrumbiada, arruinada, con sus escombros como murallas, con un pozo y al lado de éste se encontraba una higuera grandiosa, inmensa…la higuera, planta, ser vegetal,  árbol en donde mi padre ahorcaba a los galgos, el lugar soñado para follarte en mi infancia, planta perteneciente a la familia de las lechosas…las higueras siempre me olerán  a perro muerto, a semen podrido, a ruina sin solución…¿y tú qué quieres, que te coma el higo?.

    Mientras El Bola daba de cuerpo  en aquella casilla a punto de  caerse, El Espejo y yo nos sentamos en el brocal del pozo y contemplamos. Contemplábamos como el frío se había apoderado de aquel llano inmenso (llano declarado por la Unesco, como el llano más aburrido y  con más liebres de nariz picúa del planeta), escuchábamos como el silencio era algo tan maravilloso  que no podíamos romper  sin pedir permiso: el Espejo pidió permiso y me confesó que no sabía si era  gay o no. Me dijo que mariposón, mariposón, cien por cien, no era… pero que un poquito… sí.

    El Bola seguía jiñando en una casilla en la que podrían haber vivido miles y miles de familias, cortijo en el que habrían muerto  muchas personas y nacidas otras tantas, en la que se habrían cometido atropellos, injusticias… casilla hecha para vivir, no para pasar veranos, casilla para parir, amar, fornicar, discutir, celebrar bautizos, casilla con olor a carburo y a leña de olivo, casilla en la que muchos días, unos guardias civiles presidieron la mesa…Hoy, escombrera, basurero, váter colectivo, lugar de drogatas con  paredes pintadas al estilo fascista, al estilo comunista, o al estilo romántico .El Bola salió lleno de vidas …y con el culo escocío, pues por lo visto, se tuvo que limpiar con un trozo de loza que tenía los cantos redonditos: a falta de pan… Muy prudentemente, se apoyó en el brocal del pozo y nos dijo que su trasero había sido seriamente afectado. Allí sentados, contemplando el cielo azul, los primeros rayitos de sol….allí,  El Espejo, El Bola y yo, vimos claro nuestro menester. Sabíamos que estábamos llamados para algo. Presentimos que algo nos iba a suceder. PRESENTIR: experimentar por anticipado un sentimiento de alegría o de tristeza correspondiente a un suceso que va a ocurrir y del que no se conoce racionalmente la existencia o la proximidad.

jueves, 1 de diciembre de 2011

DESAYUNAR ES MUY IMPORTANTE

                 
    DESAYUNAMOS. Un café con leche, un zumo de naranja, unas voces marcheneras, un té con limón, unas conversaciones… el día de Andalucía es pasao mañana, y a mí qué me importa, zapatero, ¡será cabrón! Ahora quiere que vayamos a 110,  y a mí  qué me importa,  El Betis juega mañana en Huesca, y a mí qué me importa,  te has enterao lo del Curro, y a mí qué me importa …una botella que se cae, unas risas de la desgracia, un olor a tasca, una cucaracha vieja que nos saluda, una media con mantequilla, una entera con jamón y tomate,  un camarero idiota  que hace  cursos de español para extranjeros, un Antoñito marchenero que nos explica por dónde tenemos que ir para llegar a Binéfar, una morena que no se sabía el carné de identidad, un San José Bendito y su puta madre, una grúa del Bola diseñada por un tal Manué Bohenme, un yo que no sabía si quedarse o seguir, un mariconeo del Espejo cada vez más acentuado, una Libia y su revolución, un chiste mañanero que dice un tonto que está al lado tuya,  una ola de frío polar que nos asola, una crisis que va a durar siglos y siglos, un vamos a tener que volver a comer gardanchos, una copita de anís del mono, un amigo ecologista del Bola que va a una manifestación con su pancarta acuestas,  un pastelero que habían encontrado muerto en lo alto de un barranco y que hacía las mejores milhojas de la ciudad, un pasota, un enterao, un molinillo que chilla como un cochino el día de su muerte,  una golfa que viene a comprar tabaco y que se le cae un euro al suelo, un cazador con su escopeta y su verde pasión,  un perro que se roza por mi pantalón, un ladrido y me cago en tus muertos, uno de la esquina que no habla, una pureta que pide un café templao, uno que llega pegando voces,  una televisión que no calla, el que va a recoger espárragos y pregona sus hazañas, un Gadafi que resiste en Trípoli, una pinza de langosta blanca y sus movimientos afeminados ,  un  vaso de agua fresca, un ponga usted dos más, un hasta luego,  un señores, vayan con Dios…..No solo de pan vive….. y a mí qué me importa. Salimos del bar: AMANECÍA.