Los pechos de La Jaimona eran conocidos en toda la comarca, como los mejores pechos que jamás se hayan visto: operados por aquel famoso cirujano que operó a la archifamosa, Belén Chabacana, conocida como la “Reina del Vulgo”. La Jaimona era sólo TETA. Sólo…SENO. Sólo…UBRE. Sólo…BUSTO. La Jaimona era todo TETAMEN( Vulgarismo. Pechos de una mujer)
Se nos presentó, nada más entrar: Soy La Jaimona… la que te la pone morcillona. Y seguidamente, sin ningún tipo de pudor, empezó a acariciarle las partes pudendas al Bola( El Lupanar olía a colonia de marca y a vulva recién lavada… y a un leve olor, a… pescaíto frito). El Bola, persona tímida donde las haya, se apartó como si le hubieran pegado un calambrazo en dicha parte…y retrocedió hasta el punto que se tropezó con un taburete cojo, que por allí estaba. EL BOLA CAIDO POR LOS SUELOS. Risas de lumiascas al ritmo cadencioso que marca un tango nocturno: se reía LA GORDA NEGRA con su boca gigantesca y sus dientes blancos que deslumbraban, se reía LA CANIJA RUBIA RUMANA con risa de rumana, se reía LA MÁS BUENA DE TODAS LAS PUTAS con risa de puta prepotente, se reía EL PESCAERO PUTERO con sus billetes oliendo a pescao, se reía EL CAMARERO CON FLEQUILLITO Y GAFITAS con su risa idiota…pero LA JAIMONA NO SE REÍA.
El Bola, todavía tendido en el suelo, era auxiliado por las áridas manos de La Jaimona que preocupada le preguntaba, Mi niño, qué te ha pasado. El Bola sin saber qué responder, aturrullado, atolondrado, se agarró a los pechos de La Jaimona que le sirvieron de agarre y de almohada, de biberón y de mano pajotera.
Venga os voy a invitar a una copa por los daños causados, dijo La Jaimona. EL CAMARERO CON FLEQUILLITO Y GAFITAS, nos puso directamente tres chupitos con una rama de canela. La Jaimona nos explicó que la canela era afrodisiaca: porque aquí, no se viene a filosofar, aquí se viene a follar. En estas explicaciones didácticas estaba La Jaimona, cuando se acercaron LA GORDA NEGRA y LA CANIJA RUBIA RUMANA, besándonos y presentándose a la vez: Bibiana, dijo una. Charito, dijo la otra. LA GORDA NEGRA que apestaba a cochino retinto, se abrazó al Espejo. LA CANIJA RUMANA que no sabía casi hablar español, se abrazó a mí. Y El Bola…ya llevaba tiempo magreando aquellos lindos pechos de La Jaimona.
Susurros en la oreja, brazitos por lo alto de los hombros, pellizcos indiscretos, pierna tocando pene, pene tocando pierna, halagos, barbaridades follarinas…y pelos, muchos pelos. CONVERSACIONES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario